#hoguera de San Juan
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Late as always but Happy St. John's Eve!
Here, have some women dancing around a bonfire! 🔥 Couldn't go out this year with my friends so I drew this to celebrate.
I'm not very good with shading but I had fun painting this! ❤️
#draw#drawing#illustration#artists on tumblr#cartoon#cartoon drawing#cartoon art#my art#art#artist#character art#character drawing#character illustration#original character#digital art#digital drawing#oc#st john's eve#midsummer#summer solstice#noche de san juan#bonfire#san juan#saint john's eve#fire#fiesta de san juan#hoguera de san juan
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El barrio de Juan de la Cierva celebra sus fiestas
#GETAFE El barrio de Juan de la Cierva celebra sus fiestas ¡GETAFE RADIO te lo cuenta!
Destacan el Conjuro mágico, y el fuego de la noche de San Juan, y la danza y la música durante los días de fiesta GETAFE/ 20 JUNIO 2024/. Desde el jueves 20 al domingo 23, celebrará sus Fiestas de barrio, Juan de la Cierva, con actividades para toda la familia, que se llevarán a cabo en la Plaza de las Provincias. Estas Fiestas están organizadas por la Comisión de Fiestas, formadas por vecinos y…
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Guadarrama celebra la Noche de San Juan con música, barbacoa y hoguera en los jardines de La Torre
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#Ayuntamiento de Guadarrama#Fiestas Populares#Guadarrama#Hoguera de San Juan#Noche de San Juan Guadarrama#Rondalla de Guadarrama#Tradición
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El cohete Miura 1, protagonista de la Hoguera de San Juan de Elche de este año
La edil de Fiestas, Mariola Galiana, ha presentado esta mañana el cartel y los monumentos mayor e infantil de las Hogueras de este año, las cuales se podrán contemplar a partir del 21 de juniojunto a la iglesia de San Juan, en el barrio del Raval, que celebrará sus fiestas a partir del 18 de junio. La hoguera mayor, bajo el título de “Elx al meucor”, cuya realización se está llevando a cabo por…
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There's a similar tradition from the north of Spain, from Galicia. You ought to collect water from 7 fountains to make the Saint John's (or San Juan) water, and the herbs or flowers that you have to use are 7 as well: fennel, male fern, codeso, hypericum, mauve flowers, rosemary and lemon verbena. Some sources also use, or substitute some of these plants with: rose petals, elderberry, walnut, bay leaves, torviscus or foxglove.
Also, during the night, the Noche de San Juan, is tradition all over Spain to prepare bonfires into which to throw what you wish to leave behind, written in paper. After that, you have to jump the fire and wish for good things to come.
Isn't it magical? ✨️🔥💧✨️
Saint John’s water or Faery Water is made with specific herbs such as: hypericum (Saint John’s Wort), yarrow, rue, verbena, fern, wild fennel, marigold, elder, laurel, lavender, mugworth, mauve, mint, rosemary, sage, chamomile, rose, poppy, cornflower, and wildflowers. According to the tradition, these herbs must be gathered at sunset by fasting women and infused in spring water for an entire night. During the night it’s believed that gods and spirits of nature are going to put their blessing to the water giving it magical properties. This magical water is used to bring love, prosperity, luck and health.
#witchcraft#witchblr#spanish witch#spanish folklore#litha#midsummer#summer solstice#St John's water#paganism#folk witchcraft#witches of tumblr#Summer#herbalism#Magic#blessing water#spanish traditions#agua de san juan#hoguera de san juan#meiga
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¿Cuál es el origen de las hogueras de San Juan? De culto pagano a tradición cristiana
El 24 de junio el santoral católico celebra el nacimiento de San Juan Bautista, pero las hogueras que se encienden en muchos lugares la noche del 23 tienen un origen pagano y ancestral. J. M. Sadurní Especialista en actualidad histórica Cuenta la tradición que el fuego ahuyenta a los malos espíritus y purifica el alma. La Noche de San Juan, una de las más cortas del año, que celebramos el día 23…
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#24 de junio#Autor J. M. Sadurní#Culto pagano#National Geographic.com.es#Origen de las hogueras#San Juan Bautista#Tradición cristiana
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Feldobta a helyi FB oldal, meg hát a szemközti házfal vissza is verte a koncertek hangját, így hát elsétáltunk a szomszédos kerület parkjába megnézni a szentivánéji tábortüzet. Hallottunk már róla korábban, hogy a spanyolok máglyákat gyújtanak ezen az estén, de ez volt az első alkalom mióta itt vagyunk.
Na, arra nem gondoltam, hogy az esemény valójában egy össznépi nagy közterületi barbecue-party , a máglyából kikotort parázson a férfiak sütögetik a kolbászt, oldalast, csirkét, véreshurkát, pirítóst, pillecukrot, paprikát, kb a mindent is. Körben meg a nők és a gyerekek ülnek a kempingasztaloknál és falatoznak. Nyugi van, mindenki a saját dolgával törődik, nincs feszkó, nincsenek részegek. És ez a város "leghírhedtebb" kerülete.
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Aún nos quedan algunas semanas de trabajo a quienes estamos en las escuelas. Vamos transitando la mitad del mes de junio mientras escribo estas líneas. Estamos en la recta final. Y cada vez cuesta más trabajo concentrarse. Se antoja usar menos ropa. Una bebida fría. Tomar una siesta. Casi parece un absurdo seguir asitiendo a clases y todos nos preguntamos quién fue el genio que armó el calendario escolar de esta forma.
Pero más allá de la estructura oficial, el ritmo del ciclo anual terrestre tiene un propósito para este momento. Y conocerlo puede hacer que lo vivas de una forma más significativa.
Sigue leyendo en Substack.
#pedagogía Waldorf#fiesta de San Juan#hogueras de San Juan#Antroposofía#Ya empieza el verano#solsticio de verano
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Las Hogueras de San Juan
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Hoguera de San Juan, Barcelona, 1939
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La Fiesta de San Juan, también llamada Víspera de San Juan o Noche de San Juan, es la celebración que tiene lugar anualmente en la víspera de la festividad cristiana del nacimiento de San Juan Bautista el día 24 de junio.12
Algunos vinculan la festividad, o algunas de sus celebraciones, a ritos de origen pagano previos o ajenos al cristianismo (Litha), reminiscencia de sacrificios humanos.34 En países europeos-mediterráneos la realización de hogueras suele ser un elemento habitual.
Se celebra en muchos puntos de Europa, aunque está especialmente arraigada en las áreas periféricas: Inglaterra (Midsummer o St. John's Eve), Irlanda, España, Portugal (fogueiras de São João), Noruega (Jonsok), Dinamarca (Sankthans), Suecia (Midsommar), Finlandia (Juhannus), Estonia (Jaanipäev). En Sudamérica (donde se acerca al solsticio de invierno) es festejada especialmente en el nordeste de Argentina, Brasil (tiene Festas Juninas), Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Puerto Rico y Venezuela, donde la noche de San Juan está así mismo relacionada con antiquísimas tradiciones y leyendas españolas como la Leyenda de la Encantada.
Significado religioso
Esta celebración de San Juan Bautista se da debido a que es el santo que está junto al niño Jesús y el único del que se celebra el nacimiento. En la historia sagrada, San Juan Bautista es el primo de Jesús, que anuncia el nacimiento del Mesías y por eso se le considera su precursor. No es casualidad que su fiesta se celebre justo seis meses antes de la Natividad de Jesús. En varios lugares, para honrar al santo se construyen altares en las casas privadas que se pueden visitar durante la noche del 23 al 24 de junio. También son frecuentes las fiestas populares nocturnas en la noche del 23, acompañadas de muchos repiques de tambor y bebidas espirituosas con las que se le da inicio a la festividad, y son tradición, probablemente precristiana, las hogueras. En la mañana del día 24,5 el santo es sacado del lugar donde estuvo guardado durante un año y es llevado sobre la cabeza o en los hombros de quien es nombrado su guardián que en este caso es el dueño del lugar donde estuvo resguardado, es un recorrido que se hace por todo el pueblo o comunidad donde realizan la celebración hasta llegar a la iglesia donde culminan con la celebración de una misa y el fabuloso repique de los tambores. Los fieles esperan al caer la noche para realizar algunos rituales que le dan protagonismo al día, uno de ellos es cortarse el cabello para que crezca fortalecido, otro es colocar un huevo en un vaso de agua y de esa manera tener conocimiento de su futuro, también se dice que ese día el agua adquiere propiedades beneficiosas, las plantas cualidades milagrosas y curativas, así como otras ceremonias que son realizadas por los creyentes con mucha fe, luego se deja el santo en la iglesia y el pueblo se dedica a celebrar toda la noche bajo el toque de tambores.
La fiesta cristiana de San Juan es el 24 de junio, seis meses antes de la víspera del nacimiento de Jesús, que se situaba el 25 de diciembre (según el calendario romano, ambas fiestas se sitúan en el octavo día antes de las calendas de enero y julio, respectivamente). Estos seis meses son la diferencia que los evangelios indican entre uno y otro nacimiento. No obstante, tres días de diferencia de ambas fechas con ambos solsticios hace que no sea razonable asignar esta fiesta al solsticio (aunque es cierto que en el III siglo el 25 de diciembre, octava ante calendas de enero, se celebraba la fiesta romana del Sol Invicto) así que los estudiosos se inclinan por el hecho de que el 25 de diciembre, nacimiento de Jesús, se asocia también con la celebración judía de la Hanukkah o dedicación del Templo (Jesús era el nuevo Templo para los cristianos); pero existen también otras teorías, según las cuales la muerte de Jesús se habría producido el mismo día de su concepción y esta fecha, que también coincidía con la de la creación del mundo, se situaba el 25 de marzo; por tanto el nacimiento, nueve meses más tarde, habría tenido lugar el 25 de diciembre. Según este razonamiento, la colocación de la fiesta de San Juan no estaría directamente relacionada con las celebraciones paganas del solsticio de verano, aunque de alguna forma sirviese también para reconducirlas al universo de referencia cristiano.
Vinculación con el solsticio de verano.
La llegada del solsticio de verano se celebra en toda la geografía española con ritos y tradiciones ancestrales. Algunos piensan que San Juan es la noche más corta del año (en el hemisferio norte) o la más larga (en el sur), aunque en realidad esto suele ocurrir el día 21 de junio, por lo que en muchas localidades se celebran fiestas que duran hasta el amanecer y en las que el fuego y las hogueras tienen un papel especial. La noche de San Juan ha adquirido la magia de las antiguas fiestas paganas que se organizaban con el solsticio de verano.6
El origen de esta costumbre se asocia con las celebraciones en las que se festejaba la llegada del solsticio de verano, el 21 de junio en el hemisferio norte, cuyo rito principal consiste en encender una hoguera. La finalidad de este rito era "dar más fuerza al sol", que a partir de esos días iba haciéndose más "débil" ―los días se van haciendo más cortos hasta el solsticio de invierno. Simbólicamente, el fuego también tiene una función "purificadora" en las personas que lo contemplaban.
En muchos lugares no cabe duda de que las celebraciones actuales tienen una conexión directa con las celebraciones de la antigüedad ligadas al solsticio de verano, influidas por ritos precristianos o simplemente vinculados a los ciclos de la naturaleza. Sin embargo, en otros lugares (por ejemplo, España y Portugal) la existencia de una vinculación entre las celebraciones del solsticio de verano (en el hemisferio norte) que tiene lugar el 20-21 de junio y las celebraciones del día de San Juan (el 24 de junio) varían en función de las fechas, la discontinuidad en la celebración, las tradiciones y costumbres o la ruptura con el pasado precristiano que supuso el largo período de dominación musulmana en la península ibérica, que haría imposible cualquier vinculación con cultos paganos de una festividad vinculada al cristianismo (pero en realidad los musulmanes no intervinieron directamente sobre las costumbres religiosas del pueblo cristiano, como testimonia la conservación del culto mozárabe en Toledo). Pese a ello, se observan elementos comunes, como la realización de hogueras en las calles y plazas de las poblaciones donde se reúnen familiares y amigos.
La vinculación de los ritos ligados al solsticio de verano con otra celebración popular y bastante extendida del mes de junio, las «verbenas de San Pedro» (el 29 de junio, día que el santoral cristiano otorga al primer papa), resulta aún menos clara.
Disputa sobre la fecha
En aquellos lugares donde la celebración se liga a la fiesta de San Juan (24 de junio) y no a la efeméride astronómica del solsticio de verano (21-22 de junio) existe una disputa sobre cuál es la auténtica "noche de San Juan". Si bien cabe entender que a partir de las 0:00 horas ya se trata del 'día de San Juan' y, por tanto (al ser de noche en las zonas lejanas al círculo polar ártico) esas primeras horas puedan más de lo habitual es entender que la noche de un determinado día no se refiere a las primeras horas del mismo, sino a las últimas, una vez que ya se ha puesto el Sol. Ello además se refuerza con el uso tradicional del concepto de "noche" donde la "noche del lunes" es la que va del lunes al martes y no la del domingo al lunes. Esta diferente interpretación da lugar a que en algunas regiones (p.ej. Almería, La Coruña o Barcelona) las celebraciones tengan lugar la noche del 23 al 24 de junio mientras que otras la noche del 24 al 25 (ej. Hogueras de Alicante). Por otro lado, no es extraño que en algunas partes la celebración se extienda a las dos noches en función del espíritu festivo de cada sitio.
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La hoguera de la Noche de San Juan se celebra este sábado en el aparcamiento de La Sierra
La fiesta se ha trasladado hasta el estacionamiento de la calle de La Sierra por motivos de seguridad La gran hoguera de la Noche de San Juan se celebrará este sábado, 22 de junio, en el aparcamiento de la calle de La Sierra. Una ocasión en la que el fuego, la música y la barbacoa volverán a ser los protagonistas de la jornada. La música y barbacoa de la fiesta de la Noche de San Juan…
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#Ayuntamiento de Guadarrama#barbacoa#hoguera de la Noche de San Juan#música#Noche de San Juan#Sociedad de Mozas de Guadarrama
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Alicante organiza un amplio dispositivo de seguridad la noche de San Juan con vigilancia de Policía Local en todas las playas
Alicante ha preparado para la noche de San Juan, del 23 al 24 de junio, un amplio dispositivo de Seguridad en el que van a participar Policías Locales y voluntarios de la Agrupación de Protección Civil, para vigilar todas las playas y calas en sus accesos y no se podrá acceder como en pasados años con maderas, envases de vidrio o elementos metálicos, así como se evitarán los botellones. Los…
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𝕾𝖔𝖑𝖘𝖙𝖎𝖟𝖎𝖔𝖆 El solsticio de Ivierno Austral/ Verano en el Hemisferio Norte (del 20 al 24 de junio)
Desde tiempos preromanos, todas las culturas de todos los confines de la tierra celebran al Sol y su transición más notoria entre las estaciones, el solsticio: donde se marca la llegada del verano o del invierno, el descanso y fertilidad de la tierra. Entre algunas de las culturas que destacan en torno a este evento están los celtas, para quienes encender grandes hogueras durante el solsticio era sinónimo de bendición a la tierra de manera que ella los retribuyera con abundancia de frutos, prosperidad para los enamorados y fertilidad para las mujeres. Mientras que para los antiguos egipcios el homenaje fue más monumental al construir las pirámides de forma que el sol, visto desde la esfinge, se situase exactamente entre dos de las pirámides durante el solsticio de verano.
En la mitología griega nos encontramos a Perséfone, hija de Zeus y Deméter (diosa de la tierra, la agricultura y las cosechas) raptada por Hades y llevada al inframundo para reinar junto a él, su tiempo se alternaría con Hades por seis meses al año y volvería a su madre en la tierra por los otros seis meses: “cuenta la leyenda que mientras Perséfone estuviera junto a Hades, el mundo se sumergiría en frío y oscuridad y cuando volviera con su madre, todo volvería a florecer dando lugar al solsticio de verano que anuncia la reunión de la madre con su hija y por lo tanto, la llegada del calor”
Las culturas indígenas en Sudamérica al sur de la línea ecuatorial, también celebran los días más cortos del año, anunciando el solsticio de invierno austral. La más conocida es la festividad mapuche llamada We Tripantu, que corresponde al año nuevo, un nuevo comienzo y ciclo agrario: “los mapuches recorren desde los 4 puntos cardinales para reunirse en sentimiento fraterno, con sus antepasados y Entidades Superiores en la noche que comienza el ciclo que antecede el de los brotes, la vida nueva en la Ñuke Mapu, la madre Tierra, que renace con las lluvias”. Continuando en Suramérica, pero esta vez al norte de la línea ecuatorial, los campesinos y agricultores con la llegada del verano queman las tierras para darles una nueva vida y vuelvan a ser fértiles.
En la antigua China, el solsticio de verano coincidía con la temporada de cosecha del trigo, por lo que se hizo costumbre la adoración ancestral a la tierra, ofreciendo sacrificios al fuego, gratitud por las cosechas y bendiciones venideras.
En el País Vasco es la noche más mágica, la noche del sol (Eguzki) donde la llegada del verano se celebra con la alianza entre el fuego y la magia, saltando sobre las hogueras encendidas frente a las casas o cruces de caminos, bañándose en el mar, recogiendo hierbas y flores cuya fuerza es mas poderosa en esta noche, o quemando un papel donde se escribió algo que queremos olvidar.
Luego el cristianismo, para reemplazar estas fiestas paganas, en el hemisferio norte instituyó en esta fecha cardinal el nacimiento de San Juan Bautista, conocida como la noche de San Juan muy famosa por sus fogatas y rituales en la cultura española, tradición difundida a los países latinoamericanos durante la colonia y por tanto hoy en día forma parte de nuestras tradiciones.
Es de gran curiosidad la coincidencia universal de su celebración en culturas con diferencias tan marcadas desde los griegos a los mapuches, desde los chinos a los españoles; donde la manifestación más común de esta celebración para homenajear la mágicas relación Tierra-Sol como buen augurio para las futuras cosechas son las hogueras, usando el fuego como elemento purificador. ☽☉𝔐𝔞𝔤𝔦𝔞𝔯𝔢𝔫 𝔄𝔩𝔞𝔟𝔞
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Tradiciones de Europa. Epifanía y reyes, costumbres de enero
Por Alain de Benoist
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Extracto del libro Les Traditions d'Europe de Alain de Benoist
La Epifanía
Hemos escrito en otro lugar (1) que la fiesta cristiana de la Epifanía tiene (al menos) dos orígenes paganos: griego y egipcio. En Grecia, el 6 de enero, día de la distribución (renacimiento) del sol, se celebraba la «epifanía» (aparición, manifestación) de Dioniso, que habría tenido lugar la noche anterior a la fiesta, en la isla de Andros, donde un «vino milagroso» atestiguaba la presencia de la divinidad. A continuación, se comía un pastel ritual redondo y se encendían antorchas y hogueras. También era el momento en que se «bendecían» ríos y manantiales.
En Egipto, el 11 de Tybi (correspondiente al 6 de enero), se celebraba la reaparición de un «nuevo sol», y se decía que las aguas del Nilo eran convertidas en vino por Osiris (divinidad con la que más tarde se comparó a Dioniso). También aquí, por mediación de un dios (re)nacido, se celebraba el retorno anual de la vida, la fiesta del agua y, más concretamente, del agua convertida en vino (símbolo «milagroso» – y compensatorio – del fin inminente de las penurias del invierno).
Más tarde, en el Koreion de Alejandría, la misma fecha se utilizaba para celebrar que una virgen daba a luz a su hijo, Aion, el Eterno, la contrapartida de Dioniso y Osiris.
Estas tradiciones bien arraigadas explican por qué se eligió por primera vez, en los albores de nuestra era, el 6 de enero como fecha del supuesto nacimiento de Jesús (desde un punto de vista «astrológico», también es importante señalar que, en la antigüedad, el 6 de enero se producía la aparición del Sol en la constelación de Virgo).
En la tradición gnóstica, Jesús es comparado constantemente con el Sol, un Sol que, el 6 de enero, se sumergiría en las olas, realizando así el antiguo matrimonio del agua y el fuego, la tierra y el cielo, atribuido también a Dioniso y Osiris.
El Evangelio de Marción (v. 140), según el cual Jesús «descendió del cielo y se apareció en Cafarnaún, ciudad de Galilea» durante «el año decimoquinto del reinado de Tiberio», es muy diciente a este respecto. El rito maronita menciona también la Epifanía en los siguientes términos: «Aquella noche, el río Jordán ardía cuando la llama (Cristo) bajó a bañarse en las olas. Aquella noche, el río comenzó a burbujear...». En su catequesis mistagórico San Cirilo de Jerusalén afirma que Jesús, en su «bautismo» en el Jordán, «descendió voluntariamente al lugar donde estaba la ballena, símbolo de la muerte, para que ésta vomitara a los que había absorbido». Del mismo modo, en el siglo II, Melitón de Sardis comparó a Cristo con Helios: «Bañándose en una profundidad misteriosa, profirió muchos gritos de alegría; el agua era su alimento. Sigue siendo el mismo, pero brilla para los hombres como un sol nuevo, fortalecido por la profundidad, purificado por el baño. Ha hecho retroceder las tinieblas de la noche y nos ha traído el día resplandeciente. La danza de las estrellas sigue su curso, al igual que la acción de la Luna. Se bañan en el baptisterio del Sol como buenos discípulos [...] Cuando el Sol con las estrellas y la Luna se bañan en el océano, ¿por qué no habría de bautizarse Cristo en el Jordán? ¡El rey del cielo, el príncipe de la creación, el sol naciente que también se apareció a los muertos del Hades y a los mortales de la Tierra! Como un verdadero Helios, subió a las alturas del cielo».
Evidentemente, las exigencias de la alegoría no explican todo el contenido de estos textos. Por el contrario, una lectura atenta revela un auténtico paralelismo estructural del que se desprende que toda una veta de la tradición cristiana ha tomado el relevo de un simbolismo pagano anterior, asociando el retorno anual del sol con su «purificación» (su bautismo) por medio de un elemento acuático (río, océano, manantial), que, al entrar en contacto con él, también se enriquece y se «transforma» (en vino, por ejemplo).
El significado de la transformación del agua en vino no es menos claro. En persa el vino se llama nösh, término derivado de la palabra an-aosha, que significa «inmortal». En sumerio, la palabra «vino» es geh-tin, en el sentido literal seria bebida que revigoriza (la transformación del individuo inducida por la embriaguez que produce un «desdoblamiento» de la personalidad, asimilada a una forma inferior de «inmortalidad»). Hay mucho que decir a este respecto, tanto en relación con la intoxicación divina (2) como con las bebidas indoeuropeas de la inmortalidad, como el soma y el haoma (3). Cabe señalar que este simbolismo primario se ha mantenido vivo hasta nuestros días (véase la expresión francesa «eau-de-vie», agua de vida, para designar el alcohol).
Teniendo en cuenta lo anterior, es más fácil comprender por qué las antiguas comunidades cristianas de Oriente fijaron el 6 de enero como fecha para tres acontecimientos que, a primera vista, pueden parecer no tener nada que ver entre sí: 1) el nacimiento de Jesús, asimilado al (re)nacimiento del sol; 2) el «bautismo» de Jesús en el Jordán, episodio inspirado en la «purificación» del sol en el agua (4); 3) la transformación del agua en vino en las «bodas de Caná», «milagro» que prolonga directamente la creencia en la transformación del agua en vino por Dioniso y Osiris.
No fue hasta el siglo XV, como sabemos, cuando se fijó el nacimiento de Cristo en el 25 de diciembre. El relato de la Natividad se dividió entonces y la fiesta de la Epifanía, el 6 de enero, debía recordar el episodio único de la llegada de los «Reyes Magos» (véase más adelante), junto con el «bautismo» en el Jordán y las «bodas de Caná». También sabemos que se tardó mucho tiempo en unificar esta tradición. Durante mucho tiempo, muchos autores siguieron describiendo el «bautismo» en las aguas del Jordán como una especie de «segundo nacimiento» de Cristo. En 360 (o 361), Juliano el Apóstata asistió a una «Misa de la Epifanía» en Vienne, Galia, y en 385, el papa Siricio seguía refiriéndose al 6 de enero como Natalicia. Hacia 380, en Chipre, San Epifanio celebraba también el nacimiento de Jesús el 6 de enero y hablaba de manantiales que todavía daban vino «en el momento en que Jesús ordenó llevar agua al copero (Juan, II, 8), siendo estos manantiales milagrosos un testimonio para los incrédulos». Al mismo tiempo, en Brescia, el obispo Filastrus calificó de «herejía» el hecho de celebrar la Navidad rechazando la Epifanía, pero excluyó de la Epifanía toda conmemoración del «bautismo» de Cristo. Ambrosio, en cambio, define la Epifanía en función del episodio del Jordán. Agustín, por su parte, venera la Epifanía como la «fiesta de los tres milagros» (la venida de los Magos a Belén, el «bautismo» de Jesús, la conversión del agua en vino), etc.
Con el tiempo, la Epifanía fue perdiendo cada vez más importancia (en beneficio de la Navidad) en la tradición occidental. En la Edad Media, la fiesta volvió a dividirse en dos, trasladándose el episodio del «bautismo» en el Jordán al 13 de enero. Finalmente, en 1972, en una ruptura total con la tradición, la Iglesia romana convirtió la Epifanía en una simple fiesta «móvil» (aparentemente con fines ecuménicos).
En Oriente, en cambio, la Epifanía siempre se ha considerado una fiesta de suma importancia. En el Imperio bizantino, durante mucho tiempo se bendijo el «agua de la Epifanía», que luego se entregaba a los fieles durante una ceremonia el 6 de enero. Todavía hoy, en la Iglesia Copta Ortodoxa de Etiopía, la fiesta de la Epifanía, llamada Timket, que significa «inmersión en el agua» (bautismo), representa la fiesta cívico-religiosa más importante del año. Tiene lugar unas dos semanas después de Navidad (Genna), que cae el 7 de enero. Etiopía ha conservado el calendario «juliano» (5).
Los reyes
Como sabemos, el Nuevo Testamento no nos dice prácticamente nada sobre los «reyes magos» que llegaron a Belén para celebrar el nacimiento de Jesús, tras seguir una «estrella milagrosa» (6). De hecho, el episodio sólo se menciona en el último de los Evangelios sinópticos, el de Mateo, donde se hace referencia a los «reyes magos». Este relato, probablemente añadido al texto evangélico en una época en que la Iglesia luchaba contra el culto de Mitra, es por lo tanto poco explícito. Siguiendo los pasos de muchos autores, tenemos derecho a ver en los «reyes magos» de Mateo a los «reyes magos» de la tradición, magos en sentido literal, es decir, «magos» persas, sacerdotes iraníes, adoradores de Mitra, que llegaron a Belén para postrarse (en todos los sentidos de la palabra) ante el «dios verdadero». En una versión árabe de los Evangelios leemos lo siguiente sobre un dios-salvador iraní, el Saushyant (más tarde identificado con Mitra): «Mirad, los Magos vienen de Oriente a Jerusalén, como había predicho Zoroastro» (7).
La referencia a la «estrella milagrosa» refuerza esta interpretación, no sólo por la actividad astronómica y astrológica atestiguada por los sacerdotes iranios, sino también por su propia naturaleza. La estrella en cuestión ha sido identificada por Jean Gagé y Franz Cumont como el «pequeño rey» de la constelación de Leo, conocido como Regulus por los latinos y Basilikos por los griegos. En la tradición irania, se suponía que esta estrella «hacía las vocaciones reales»: se utilizaba en los horóscopos elaborados por los sacerdotes para determinar el momento exacto del nacimiento del rey gracias a su salida helíaca.
Con el tiempo, la leyenda de los «Reyes Magos» creció de forma extraordinaria, lo que sugiere que se solapó con creencias anteriores. Como los Evangelios guardan silencio sobre su número, sus nombres, su aspecto e incluso su origen, todos los detalles sobre ellos se inventaron más tarde. En particular, la tradición redujo a tres el número de «Magos». Y los nombres de «Baltasar», «Gaspar» y «Melchor» fue una creación tardía. El título de reyes que se les dio es más interesante. Al principio, pudo deberse a una confusión con el nombre de la estrella a la que seguían (Basilikos-Regulus, «pequeño rey») y quizá también al deseo de armonizar el relato evangélico con la profecía judía (cf. Iasiah, 49, 23: «Los reyes serán tus hijos adoptivos [...] sus frentes se inclinarán hasta el suelo ante ti y besarán el polvo de tus pies»). Sin embargo, en una etapa posterior, la leyenda puede haber asumido una devoción por los «reyes» (y el poder real) que hunde sus raíces en la herencia indoeuropea.
En 1133, el arzobispo de Tours, Hildeberto, calificó a los «Reyes Magos» de «santos». Por la misma época, la leyenda se extendió a sus supuestas reliquias. Éstas habrían sido trasladadas de Constantinopla a Milán en el siglo VI. En 1164, el emperador Barbarroja (el héroe de muchas historias «míticas») las trasladó a la catedral de Colonia, donde aún se conservan (8).
Hoy en día, la memoria de los «Reyes Magos» se recuerda sobre todo el 6 de enero, día de la Epifanía, con la «Fiesta de los Reyes». Superpuesta a la leyenda evangélica, esta fiesta parece haberse confundido rápidamente con diversas festividades populares asociadas al tema del simulacro de realeza. La tradición del «rey fantástico» viene de lejos. Ya se encuentra en la Saturnalia romana, que tenía lugar en diciembre. En la Edad Media, en la Epifanía se elegía un «rey del vino», ocasión para innumerables excesos. A partir del siglo XIII se generalizó la costumbre de combinar la Epifanía con la Fiesta de los Locos. Cada ciudad elegía entonces un «rey (u obispo) de los locos», que era paseado por las calles con gran pompa, cantando coplas báquicas. Después, todo el mundo acude a la iglesia para la «misa de los locos». Todo vale. El rey puede ser cualquiera. Se le designa burlonamente mediante un haba (pero recordemos que en la antigua Grecia ya se celebraban elecciones utilizando un haba). En este día excepcional, el orden social se deshace o, más generalmente, se invierte. Lo que normalmente está abajo pasa a arriba y viceversa. Finalmente, el «rey» u «obispo de los tontos» es conducido en burro, precedido por un cortejo de estudiantes y músicos, al lugar del banquete, donde se reparten extravagantes «bendiciones» a los asistentes. En cuanto a los sacerdotes y clérigos, no fueron los últimos en participar en estas celebraciones tan libres y a veces incluso obscenas.
A partir del siglo XV, las autoridades eclesiásticas empezaron a preocuparse por estas ceremonias paródicas, en las que el inconsciente popular, aún marcado por el paganismo, parecía dar rienda suelta. La Facultad de Teología de París emitió una circular en la que pedía a los obispos que prohibieran la «Fiesta de los Locos». Sin embargo, la fiesta no desapareció hasta el siglo XVIII. Para entonces, algunas de sus tradiciones, en particular su función de mascarada y desahogo, ya se habían trasladado al Carnaval.
Lo único que queda de la antigua «elección del rey» (de los tontos) es la costumbre de «tirar de los reyes» en la comida del 6 de enero, con una alubia escondida en un pastel, generalmente una galette redonda.
Esta costumbre sigue muy viva en Francia. No existe en Alemania. En Inglaterra, casi desapareció en el siglo pasado y ahora sólo se observa en un puñado de lugares. Algunos autores no dudan en vincularla, a través de la Edad Media, a los ritos de la antigüedad pagana. En Roma, el 9 de enero, día del agonio del dios Jano, se comía un pastel especial llamado ianual. Esto le valió a Jano el sobrenombre de «dios de los pasteles» (en griego popanôn, de popana, «pasteles»). En Grecia también se comía un pastel redondo durante la epifanía de Dioniso. Guy Breton escribe que la costumbre de «sacar los reyes» «combina hoy, bajo una etiqueta cristiana, vestigios de las religiones griega e iraní, restos de liturgia estacional e incluso algunos retazos de rituales mágicos» (Historama, febrero de 1977). Y concluye: «Cuando se dibuja a los reyes, se rinde culto al Sol y a Dioniso».
En la Edad Media, la Epifanía era el momento en que se pagaban la mayoría de las cuotas feudales. Muchos arrendatarios debían ofrecer a su señor un roscón de reyes. Esta tradición aún puede encontrarse en el siglo XVIII, por ejemplo, en la comuna de Theval (Indre), donde los campesinos del señor de Saint-Chartrier ofrecían cada año al señor «un buen pastel del tamaño de una fanega de trigo en cada una de las fiestas de Reyes». En algunas ciudades, los panaderos ofrecían gratuitamente a sus principales clientes un «roscón de reyes» ese día.
La práctica -en el sentido estricto de la palabra- de atraer a los reyes mediante un haba colocada en un pastel está atestiguada ya en el siglo XIII, en la región del Monte Saint-Michel. En Inglaterra, hay una referencia al Rey de la Alubia en las crónicas de Eduardo II en 1316. En 1432, un texto de la Universidad de St Andrews describe incluso el atuendo que debe llevarse para la «fiesta de reyes». Se dice que María, reina de Escocia, asistió a dicha fiesta en 1563 en Holyrood; se puede encontrar una descripción de la ceremonia en la obra de Agnes Strickland Lives of the Queens of Scotland (Vidas de las reinas de Escocia), publicada entre 1850 y 1859.
En Francia, el «gâteau des rois» es casi siempre una galette (excepto en el sur y suroeste de Francia). En Inglaterra, es el duodécimo pastel. El procedimiento es el mismo aquí y allá. La lotería – en este caso, el haba – designa a un «rey» que es coronado y que procede a nombrar a su «reina». Si es una mujer la que cae en el haba, ella también nombra a un «rey». Una vez designado el «rey», éste bebe un gran vaso de vino, mientras los presentes exclaman: «¡El rey bebe!» Esta «intervención» del vino es totalmente lógica en una tradición cuyos orígenes (y antecedentes) «báquicos» están bien establecidos.
El haba también se utiliza en los cantos de «búsqueda» de la Epifanía. ¡Como en este estribillo de Ruán: «Monsieur de céans, et madame aussi / Donnez de vos biens à ce pauvre ici / Que l’âme de vous / Aille en paradis / Et la nôtre aussi / Planti! Planti! / Autant de fèves que de pois / La part de Dieu, ma bonne dame, s’il vous plaît!». O también en este lamento, grabado en Dijon en el siglo pasado: «Los tres reyes se parecen / Que traen sus regalos / ¿Quién tendrá la judía negra? / El ruiseñor de la gloria / Plantad, sembrad, hasta el día de San Juan / Los tres reyes nos mandan ir a Francia...» etc. (Nótese la alusión al solsticio de junio).
En algunas regiones, como Normandía, las porciones de la galette son asignadas «a ciegas» por un niño que, escondido bajo la mesa cuando se está cortando el pastel, responde a una pregunta con un nombre: «Phoebe Domine, ¿para quién es la porción? Este niño, ingenua personificación del destino (y de su «ceguera»), es conocido como el «niño-voluntad» o el «niño-sol». Este último nombre, particularmente interesante, establece el vínculo entre la antigua tradición y la oblea redonda y dorada que la recuerda. Se explica por los términos de la pregunta: Phoebe Domine es, en efecto, una clara alusión a Phoebus, es decir, al Señor Sol. La costumbre del «niño-árbitro» es citada en el siglo XVII por Étienne Pasquier (Les recherches de la France, 1621). La misma tradición se aplica a reservar trozos de tarta «para Jesús» o «para María», pero también «para los pobres» o «para los ausentes». Esta costumbre ha tomado el relevo de la costumbre pagana de dejar comida para los antepasados muertos y los espíritus domésticos en las fiestas y banquetes.
Algunas costumbres de enero: Epifanía y Año Nuevo
Regalos de Año Nuevo
La entrega recíproca de regalos a principios de año es una antigua tradición. En Egipto, una escultura del templo de Hathor en Denderah muestra al faraón ofreciendo los frutos de la tierra a la diosa Hathor en Nochevieja. En esta época del año, escribe Plutarco, los egipcios «se ofrecían regalos unos a otros y comían juntos higos y miel». En Roma, añade, los regalos de Año Nuevo consistían principalmente en higos secos y ramas de olivo recogidas en los bosques de la diosa Strenna. La palabra «étrennes» procede del nombre de esta diosa (francés medieval estreines o estraines, italiano strenna, español estrena, la grafía moderna apareció en el siglo XVII; el verbo étrenner en el siglo XII).
Fuegos artificiales
En Alemania está muy extendida la costumbre de recibir ruidosamente el Año Nuevo, principalmente con petardos y fuegos artificiales. La prensa local da detalles de cuándo pueden comprarse estos artefactos, los modelos que hay en el mercado, la legislación vigente, etc. (véase, por ejemplo, Feuerwerkskörper: Ab heute kann gekauft, en Husumer Nachrichten, 29 de diciembre de 1977).
Las «búsquedas»
La mendicidad – una procesión a pie acompañada de cantos para recoger pequeñas ofrendas – es una tradición arraigada que acompaña a casi todas las fiestas estacionales europeas. La Epifanía y el Año Nuevo no son una excepción. Los cantos del 1 de enero son las guilanées (9). Entre mil ejemplos, citemos a Lou Guilaneu, un branle occitano, cuyo texto apareció en Périgord-Magazine (junio de 1977): «Riba, riva, sount arriba / Lou Guilaneu lour faut Jounâ / Gentil seignour!». Paul Charreire, en un libro publicado en Limoges en 1890, dice de esta canción: «Sólo hemos encontrado sus análogos en las canciones irlandesas y escocesas publicadas después del Myviriam galés. Otra guilanée atestiguada en el siglo XIX en La Mancha: «¡A guilauneu, a fleur de lys! Nous irons en paradis! Il y fit si bon, si bel! Ah! Donnez moi la guilaneu...» etc10.
En Lieja, en Valonia, la búsqueda del «día de reyes» solía llamarse héii o héli. (¿Es una alusión al sol, helios?) La colecta la hacían las mujeres del pueblo, que llevaban las enaguas recogidas sobre la cabeza para no ser reconocidas. Entraban en los pasillos de las casas, tocaban una campana y cantaban este estribillo: «Aquí el amo es un buen hombre / Ha alimentado a tres cerdos gordos / Uno con zanahorias, dos con nabos / ¡Una pequeña parte, señora, por favor!»
Tradiciones propias de Inglaterra
Hogueras de la Noche de Reyes
En Inglaterra, la vigilia y la fiesta de la Epifanía se conocen como Noche de Reyes y Día de Reyes. Estos términos evocan inequívocamente el final del ciclo de la Noche de Reyes. También hay que señalar que, según las regiones, la Epifanía se considera el duodécimo o el decimotercer día, dependiendo de si se incluye o no la Navidad en el cómputo general. Esta ambigüedad es interesante, ya que atestigua la continuación o desaparición de la costumbre germánica de contar no por días, sino por noches.
Al final de la Noche de Reyes, los ingleses tienen la costumbre de encender hogueras en los campos. Estas hogueras reciben el nombre de Twelfth Night Fires. Son especialmente comunes en las Midlands Occidentales. Hasta mediados del siglo pasado, el granjero, acompañado de su familia y sirvientes, encendía doce hogueras pequeñas y una grande en uno de sus campos. Estas hogueras se disponían unas veces en línea y otras (más a menudo) en círculo. Tras el encendido se oían gritos de júbilo que resonaban de una granja a otra hasta bien entrada la noche. Después, todo el mundo volvía a casa para celebrar un gran banquete. En Herefordshire y Worcestershire, esta ceremonia se completaba con otra, consistente en libaciones – ¡en plena noche! – sobre la cabeza o el lomo del mejor buey de la granja. También se colocaba sobre el buey un «roscón de reyes», y la gente esperaba a que fuera arrojado al suelo: según donde cayera el roscón, se suponía que el año sería bueno o malo, la cosecha abundante o no, etc. En otras regiones, una vez apagadas las hogueras, los asistentes tenían que volver a casa a oscuras... sólo para encontrar la puerta cerrada. La puerta sólo se abría después de haber cantado algunos estribillos alegres. Una costumbre similar se observaba en Irlanda en el siglo XVII: las hogueras se sustituían por velas (cf. Sir Henry Piers, Description of the County of Westmeath, 1682; citado por T. Thistleton Dyer, British Calendar Custom, 1876). En aquella época, la división de las trece velas en doce pequeñas y doce grandes se interpretó como una representación simbólica de Jesús y sus doce apóstoles. Es más probable que se tratara de una alusión a los doce meses del año, acompañados del renacimiento del sol (sobre todo porque a veces se sustituía a «Jesús» por una extraña figura muy poco cristiana conocida como el Viejo Meg).
Quemar el año viejo
Burning the old year out es el nombre inglés de la tradición de encender grandes hogueras comunitarias la noche del 31 de diciembre, que se supone que consumen el año que se acaba. Esta costumbre (muy parecida a la práctica de «quemar el invierno» en carnaval) se ha mantenido hasta nuestros días, sobre todo en ciudades como Biggar (Lanarkshire) y Wick (en el norte de Escocia). En Biggar, el fuego se enciende solemnemente en Nochevieja, en cuanto oscurece, para que pueda estar terminado a medianoche. En ese momento, se lanzan fuegos artificiales, los asistentes cantan Auld Lang Syne («Es sólo un adiós») y las campanas comienzan a repicar. En otros lugares, como en Comrie, en Perthshire, la hoguera se sustituye por una procesión de antorchas, en la que todos participan disfrazados. En otros lugares, como Stonehaven, en Kincardineshire, se cuelgan de postes «bolas de fuego» hechas de alquitrán y mimbre.
Primer Pie
En Inglaterra se da el nombre de First Foot al primer visitante de una casa particular tras el comienzo del año. Sin embargo, en Yorkshire, el nombre es Lucky Bird, y en la Isla de Man, Quaaltagh. Esta costumbre se encuentra, con algunas variaciones, en varios países europeos. En todas partes, se considera que el primer visitante «anuncia» de algún modo cómo será el nuevo año. En otras palabras, desempeña el papel de presagio de buena o mala fortuna, por lo que a veces se pide a un vecino o amigo que haga de Primer Pie de una forma predeterminada. Los visitantes suelen traer pequeños regalos (a menudo sustituidos por flores, muérdago o acebo), que distribuyen por toda la casa. Por supuesto, se les recibe con una calurosa bienvenida.
En algunas partes de Escocia, el Primer Pie no debe pronunciar ni una sola palabra antes de volver a poner leña o carbón en el fuego o antes de dar a cada persona una ramita de muérdago. Esta «entrada silenciosa», unida al hecho de que el «visitante» debe dirigirse primero al hogar, bien podría referirse a una forma muy antigua de rito. Sabemos que el silencio, en sus formas inmediatas o simbólicas, está vinculado a ese «invierno del tiempo» que corresponde al solsticio de fin y principio de año. En otros lugares, el Primer Pie debe cumplir ciertas condiciones relativas a su aspecto físico, sus vínculos familiares con los habitantes de la casa que visita, etc. En Inglaterra, no se le permite participar en el rito. Lawrence Whistler ofrece interesantes descripciones de esta tradición en English Festivals (Londres, 1947).
Lunes de Handsel
En Escocia, el Handsel Monday es el primer lunes después del 12 de enero (Año Nuevo en el calendario juliano). Hasta finales del siglo XIX, este día era festivo y motivo de todo tipo de festejos. Empleados y sirvientes recibían regalos de sus jefes; tampoco se olvidaba a los pobres ni a los maestros de escuela. Algunas costumbres asociadas al 1 de enero se trasladaron al Lunes de Manos Limpias. También se celebraban competiciones deportivas. A veces, la fiesta se prolongaba hasta el día siguiente, cuando se conocía como Martes de Handsel.
Agua de Año Nuevo
El agua de Año Nuevo es el agua que se extrae por primera vez el 1 de enero de un pozo, río o manantial. En Gran Bretaña, donde a veces se la llamaba crema del pozo o flor de la fuente, esta agua tenía fama de traer buena suerte y ser fuente de muchas cosas buenas. Las muchachas que la bebían tenían la certeza de casarse en el plazo de un año, los granjeros que lavaban sus herramientas e incluso sus animales con ella tenían asegurada la prosperidad para el año, etc. ¡En algunos casos incluso se embotellaba para conservarla todo el año! Como el agua tenía que estar disponible en un lugar público, a veces se producían verdaderas competiciones entre las familias más ansiosas por obtenerla. Algunas familias incluso acampaban cerca de los pozos para pasar allí toda la Nochevieja ¡y así asegurarse de estar allí cuando amaneciera el nuevo año! Como no eran los únicos, a menudo acababan en peleas enérgicas y amistosas...
Notas:
1. Petit dictionnaire de Noël en Études et recherches N° 4-5, enero 1977, pp. 121-124 et 126-127.
2. Philippe de Félice, Poison sacrés, ivresses divines, Albin Michel, 1936.
3. R. Gordon Wasson, Soma. Divine Mushroom of immortality, Harcourt Brace Jovanovich, New York, 1975.
4. También se podría hablar mucho del tema del «fuego (o sol) en el agua». Este tema desempeña un papel importante en la mitología indoeuropea en relación con una divinidad que es la «fuente de las aguas» y que ha sido identificada por Dumézil con el dios irlandés Nechtan, el iranio Apam Napât y el romano Neptuno, y luego, por C. Scott Littleton, con el dios griego Poseidón. Los mitos relacionados con estas divinidades asocian el líquido elemento con un elemento ardiente, que se dice que contiene (cf. la expresión aquam exstinguere, «extinguir el agua», utilizada por Tito Livio en el pasaje en el que cita una advertencia del oráculo de Delfos sobre el lago Albano). Evidentemente, estamos pensando en un «incendio submarino», como el que podría producirse por una catástrofe natural, como una erupción volcánica bajo el mar. Tanto más cuanto que Poseidón (cuyo homólogo es sin duda el dios frisio Fosite/Posite) es descrito a menudo como enosichthon, es decir, como «que hace temblar la tierra» (cf. Ilíada, 13, 34; 15, 184, etc.). C. Scott Littleton, que propone una etimología para «Poseidón» que significa «esposo de las aguas» (posis = «esposo» + raíz indoeuropea °dâ-, «agua corriente»), piensa que todos estos elementos podrían referirse a las grandes catástrofes del siglo XIII a.C. (Poseidón como reflejo del dios indoeuropeo «fuente de las aguas», en Journal of Indo-European Studies, I, 4, invierno de 1973). Por otra parte, este conjunto de mitos puede compararse con la relación, mencionada en el mismo boletín (p. 11), entre Jano (dios de los comienzos, vinculado a un elemento acuático) y Vesta (diosa de las plenitudes, vinculada al fuego).
5. Sobre este tema ver Pascal Wasungu, “Le «Timket» ou l’Épiphanie éthiopienne”, en Ethno-Psychologie, XXXII, 4, octubre-diciembre 1977.
6. Petit dictionnaire de Noël, art. cit., pp. 144-145.
7. Martin Vermaeseren, Mithra, ce dieu mystérieux, Sequoia, 1960.
8. Pierre Lefeuvre, Courte histoire des reliques, Paris, 1932; y también Patrice Boussel, Des reliques et de leur bon usage, Balland, 1971, pp. 139-140.
9. («Au gui l’an neuf!», in Petit dictionnaire de Noël, art. cit., pp. 114-115).
10. Citado por Oscar Havard, Les fêtes de nos pères, Mame, Tours, 1898.
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